
Siempre pensé que después de los 30 todo estaría más estable: la carrera, la pareja, el cuerpo… pero nunca imaginé que algo tan básico como mi cabello empezaría a cambiar. No fue de un día para otro, pero sí lo suficientemente notorio como para darme cuenta de que algo no estaba bien.
Así empezó todo
🔸 El peine tenía más cabellos de lo normal
🔸 El volumen disminuyó sin darme cuenta
🔸 Las fotos me mostraban más “frente” de lo que tenía antes
No fue hasta que una amiga me dijo “te veo más entradas” que supe que era real.
¿Qué está pasando con mi cabello?
A los 30 empiezan a mezclarse muchos factores que, en conjunto, pueden detonar la caída del cabello:
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Cambios hormonales (menstruación irregular, postparto, anticonceptivos)
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Estrés por el ritmo de vida
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Alimentación rápida o restrictiva
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Falta de vitaminas esenciales
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Daño acumulado por planchas, tintes y malos hábitos capilares
Nadie te advierte lo emocional que puede ser
Sentí vergüenza de mostrarme sin peinar, empecé a peinarme diferente para “tapar” ciertas zonas y me frustraba que no mejorara.
¿Qué hice para detener la caída y recuperar el control?
✅ Paso 1: Identifiqué los detonantes
Consulté con una profesional capilar que me ayudó a entender qué tipo de caída tenía.
✅ Paso 2: Rutina completa, no suelta
Abandoné la idea de solo usar shampoo y armé una rutina completa:
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Shampoo sin sal
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Loción anticaída
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Vitaminas con biotina, colágeno y zinc
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Sérum termoprotector
✅ Paso 3: Constancia y seguimiento
Tomé fotos cada 15 días, medí resultados y noté cómo en la semana 4 la caída se redujo y a los 2 meses ya sentía más volumen.
Conclusión
La caída del cabello después de los 30 no es rara ni irreversible. Lo importante es actuar a tiempo, dejar de normalizarla y usar una rutina enfocada en tratar el problema desde la raíz.
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